lunes, 8 de agosto de 2011

afuera el mundo sigue

Tal vez esta angustia oral, tal vez estas ganas de estar comiendo una torta de doble o hasta triple chocolate y no un surtido se cereales naturalmente sanos, y tal vez esas pocas ganas de salir con frío, a la calle, escuchar las cosas que me dicen los obreros que están plantados como el Ficus a la tierra, tal vez eso, y un conjunto más de cosas, me hagan querer quedarme hoy en casa, tal vez durmiendo, tal vez haciendo algo productivo, tal vez mirando una película, o tal vez simplemente viviendo pero bajo mi techo. Porque uno cuando sale, no sabe a lo que está expuesto. Cuando uno sale, está a expuesto a todo. Al frío, al viento, a los obreros. Está expuesto a la vida. Salimos, salimos porque no nos queda otra, porque la vida está afuera, algunos eruditos y personas de medio pelo dicen. Hoy les digo ¿saben qué chicos?, creo que vivo afuera, en el sentido de que puedo estar en mi casa, pero realmente no estoy "adentro". Afuera me lastimaron, afuera me enteré de cosas que no quería, afuera la pasé mal, afuera todo lo que quería hacer
era volver adentro. La vida también está adentro. Al menos hoy quiero estar adentro. Adentro, las cosas se reducen a uno, a lo que piensa y a lo que siente. Sé que muchas veces vivo en guerra con esas cosas, pero hoy con todas mis fuerzas mi cositas que no se quieren mucho entre ellas se juntaron, y se están abrazando, diciéndome "buen... hoy no querés a nadie, entonces nos queremos, h
oy te queremos" Hoy me quiero. Y no quiero escuchar eso de "No es tan importante, no es la muerte de nadie" No no es la muerte, pero me jode, y me pone triste. Solo tengo ganas de abrazar fuerte fuerte, de sentir calorcito con ese abrazo, reirme con dolor de panza, de una charla que te haga olvidar de que estás afuera. Un abrazo, una risa, un charla, un beso que te haga sentir adentro, y por suerte, puedo decir que la gente de mi vida (la de verdad), me hace sentir ADENTRO.